lunes, 25 de marzo de 2013


El CASTILLO ENCANTADO

Todos los días al llegar el ocaso, mi casa se transforma en un mundo totalmente diferente. Aquella casa común y corriente de fachada verde y tono pintoresco, se transporta a la época medieval, convirtiéndose rápidamente en un castillo.  En efecto, deja de tener los dos pisos que siempre acostumbra tener y se amplía la iluminación que posee. Sin embargo, no todos tienen acceso al lugar. Precisamente, hay una extraña regla que solo les permite la entrada a las personas con mucha imaginación, ya que pueden aportar en la conservación de las habitaciones del castillo.

Yo soy la princesa que dirige el castillo. Mi habitación es la más grande y confortable de las tres que hay en el lugar. Al contrario de lo que se piensa, en el día acostumbraba a ver un espacio ancho con paredes blancas, que hacia juego con el rosa de la cama. Además, un escaparate color caoba que se encontraba en el rincón a la izquierda de la habitación. Pero, en la noche mi cuarto amplia sus horizontes.

Siguiendo el recorrido por los pasillos se observan los calabozos y los pasadizos secretos que comunican con cualquier habitación, a causa de cualquier invasión enemiga.  De igual manera, el castillo tiene salidas de emergencia que han evitado catástrofes con otros reinos. Al final del pasillo se encuentra la cocina real. De la misma forma que una cocina normal está perfectamente equipada para preparar un delicioso platillo, pero, en condiciones magnificadas.

Después de tanta aventura escucho el ruido del campanario de la iglesia que me avisa que ya es hora de levantarme. Así  es como todos los días mis sueños se disuelven en el viento y  todo vuelve a la realidad. Me levanto rápidamente, bajo los 14 escalones que tiene mi casa y me dirijo hacia la cocina. En realidad, es un poco más modesta pero hay todo lo necesario para alimentarme. Cojo mi antigua bicicleta amiga de incansables aventuras que se encuentra en el cuarto de ropas, el cual siempre está dispuesto a alojar gran cantidad de atuendos. Me voy a la escuela y me queda la ilusión de que al volverse a ocultar el sol, recrearé en mi mente una gran aventura.

Alix Katherin Niño Corzo
U00087347

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