El caballo en la historia
Los caballos pertenecen a la familia de los équidos, por
esta razón comparten rasgos similares con el asno y la cebra. Son animales herbívoros
y se alimentan especialmente de alfalfa, paja y heno.
Seguidamente, como parte importante de su presentación cabe
mencionar que tienen periodos de gestación superiores al de la especie humana
(11 meses). Los potrillos nacen generalmente de noche. Al nacer sólo necesitan
una o dos horas para pararse. Viven alrededor de 25 a 40 años, siendo esta edad
determinada por sus dientes.
Existen alrededor de 350 razas de ponis y caballos. Debido a
esto el tamaño, forma y nutrición difieren totalmente. Son seres sociables por
excelencia. Aun cuando han empezado a ser parte importante en la evolución de
la especie humana no han podido domesticarse totalmente. De ahí que su
principal contrincante en la lucha por la atención humana es el perro. No
obstante, se han tenido datos importantes sobre el comportamiento que los hace
acreedores de estimulo. Un ejemplo de ello es que estos seres lloran la pérdida
de un amigo y tengan la asombrosa capacidad de reconocer sonidos a grandes
distancias, permitiéndole reconocer voces familiares.
Para concluir, hay que recalcar la importancia histórica que
ha desempeñado el caballo. Como muestra, el más grande exponente de su clase “el
caballo de Troya”. Evidenciando que los caballos siempre han ayudado a construir
la memoria histórica de toda una nación y han evolucionado a la par con el homo
sapiens.
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